Digitalización de mentirillas y retos inconclusos de la pandemia
Mi último artículo publicado en El Mundo CR. Mayo 2021.
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Digitalización de mentirillas y retos inconclusos de la pandemia
Tenemos ya mucho más de un año en pandemia y durante todo este tiempo, da la sensación de que es poco el aprendizaje que, como sociedad, hemos tenido.
La difícil situación derivada por el Covid-19, además de problemas en nuestro sistema de salud y problemas en nuestra economía, nos ha planteado muchos retos y, es más que evidente, que como sociedad no hemos estado a la altura de estos.
Todos en mayor o menor medida hemos sido afectados por el momento histórico que atravesamos y es entendible que pasemos por momentos de lamento y frustración. Lo que no es aceptable es permanecer en ese estado por mucho más tiempo.
Aún en este momento, continuamos añorando la ''vieja normalidad'' y eso es muestra inequívoca de que no hemos interiorizado la existencia de una ''nueva realidad'' que llegó para quedarse. Una realidad que atraviesa todas las facetas de nuestro quehacer, siendo las más palpables las relacionadas con sistemas de educación, de productividad laboral, de convivencia y de recreación.
Por ejemplo, cuando hablamos de clases virtuales, teletrabajo, o actividades formativas y recreativas en plataformas digitales, seguimos conceptualizando estos ámbitos de acción como algo ''de mentirillas'' como algo indeseable, o como una alternativa porque ''no nos queda de otra'' que hacerlo de esta manera, viéndonos obligados por la situación a recurrir a los entornos remotos y de virtualidad a regañadientes.
Pero en el fondo, nos continuamos resistiendo a ese cambio que llegó para quedarse. Continuamos rechazando el contexto de la virtualidad y digitalización porque el mismo nos es esquivo por naturaleza.
Hablamos y escuchamos a diario de conceptos como digitalización, resiliencia, ad aptabilidad, de'' nueva realidad'' reinventarnos etc. etc. Pero en el fondo, esos conceptos no los interiorizamos porque no creemos en ellos y no los deseamos. Nos generan temor (tal vez por no querer aceptar nuestra incapacidad de adaptación).
Nos resulta preferible atiborrar nuestros sistemas públicos de transporte, así como nuestros centros de trabajo, de educación y hasta de salud, con tal de, a toda costa, eludir la realidad que vivimos.
A nivel organizacional podemos hablar de ofrecer nuestros productos y servicios een plataformas digitales, pero una verdadera transformación digital por supuesto, va mucho más allá de eso e implica también pensar, y ver el mundo en su dimensión digital y virtual.
Esto con su correspondiente cambio en modelos de gestión, ajustes en cadenas de valor y desde luego, se debe ir más allá en cuanto a paradigmas preestablecidos.
Entender que una posición no teletrabajable por su naturaleza, puede reconvertirse con funciones parcialmente teletrabajables. Asimismo, los sistemas de enseñanza aprendizaje deben experimentar grandes cambios involucrando a distintos actores (docentes, estudiantes, padres de familia etc.) en función de la adaptación al nuevo contexto y ni qué decir de las formas de acercamiento e interacción social.
No son cambios sencillos ni rápidos, pero debemos intentar al menos, dar pequeños pasos de forma gradual en esa dirección. Ello supone impulsar modificaciones en todas las estructuras de nuestra sociedad, pero en especial en nuestra estructura mental.
Algo peor y más preocupante que el negacionismo de la ciencia o el negacionismo de la pandemia, es el negacionismo de la realidad.
Como sociedad, aún nos negamos a ver, entender y vivir nuestra nueva realidad y eso además de lamentable, es espeluznante.