Mejoremos el proceso de reclutamiento y selección presidencial.

En LinkedIn hay por doquier, generalistas y especialistas en procesos de reclutamiento. Al menos yo los tengo por montones entre mis contactos. Profesionales que manejan de manera muy metódica, muy científica y eficiente el proceso de escogencia de un candidato a una posición. 

Ciertamente, el proceso de escogencia de un buen candidato (o el candidato idóneo, si es que cabe el término) es vital para el buen giro del negocio. Asimismo, hay por acá muchos empresarios y líderes de proyectos muy exigentes en lo que se relaciona a la escogencia de un miembro para el equipo, sea para puestos estratégicos como las Gerencias o también para mandos medios y bajos. 

No escogemos en nuestras organizaciones a cualquiera, sino a quien cumpla con una serie de requisitos mínimos deseables para desempeñar un puesto. En estos días, estando en casa en una etapa de recuperación post covid (que me pegó un poquito duro) y con tiempo para reflexionar sobre algunas cosas ahora, a las puertas de la escogencia del el próximo mandatario del país, no pude evitar pensar -mientras veía los debates de los candidatos y ojeaba los planes de gobierno de cada uno- que, en mucho podrían ayudamos los profesionales en Recursos Humanos, los Empresarios, los líderes de proyectos y muchos otros tomadores de decisiones, para orientar al electorado en esta toma de decisión, de escogencia de personal que, se supone, es el proceso de reclutamiento más importante que llevamos a cabo en nuestro proyecto, el proyecto país, el gran proyecto llamado Costa Rica.

 Me pregunto: ¿Será suficiente, para postularse al cargo más importante de un país, tener un plan de gobierno redactado por alguien más, hacer proselitismo barato, presentarse a algunas entrevistas radiales y televisivas y llegar a discutir y tirar ''trapos sucios'' en un entretenido debate cuasi boxístico? Estoy seguro de que ninguna empresa seria y responsable, sea privada, multinacional, Pyme o institución pública escogería un CEO a partir de elementos tan pobres como estos. 

¿Por qué habríamos de hacerlo nosotros los ciudadanos? Me decía un buen amigo en torno a los planes de gobierno que ''el papel aguanta lo que le pongan'' y sobre debates y entrevistas, me indicaba que ''con la boca se arregla el mundo'' y que por ello él consideraba que escuchar a los candidatos hablar y leer sus propuestas era perder el tiempo. 

Y me pongo a pensar que algo de razón debe tener mi buen amigo; de todos estos candidatos, -a excepción de una, que curiosamente está bien preparada pero no se le da la concreción de ideas - puede esperarse que hablen maravillas de lo que van a hacer y pueden lograr: Uno de ellos ya ocupó la posición vacante en el pasado y sabe los pormenores del puesto como tal, otro trabaja actualmente y por segunda vez en el parlamento, lo que le da más horas-retórica de práctica, fue candidato antes y sabe decir lo que su público meta desea escuchar. 

Otro de ellos también aspiró al puesto antes, estuvo en el parlamento y tiene mucha capacidad de retentiva para aprender guiones al ser periodista, evangelizador y haber laborado como presentador de noticias, difícilmente va a fallar en su retórica.

 Por último los dos economistas y su lucha por querer ser el que habla mejor y el que sabe más. Ambos tienen grandes conocimientos y grandes capacidades, las que sólo son superadas por algo: Su enorme ego.

 Aunque no he caído y espero no caer en total apatía hacia lo electoral y espero nunca caer en ese estado sigo creyendo que es necesario y valioso leer propuestas y escuchar posturas de los candidatos; y esto aún sabiendo que absolutamente ninguno de los que tienen posibilidades reales de ser elegidos, cumplen ni de lejos con mis expectativas (soy un liberal en país de zurdos). Pero aún así, me pregunto: 
¿Por qué no llevar este importante proceso de selección del candidato a un nivel superior? con herramientas de evaluación, pruebas de distinto tipo, filtros que hagan más rico el proceso (no necesariamente más riguroso o más complejo sino más rico).

 Durante muchos años trabajando en lo comercial, he participado de, y también me he sometido a, procesos de reclutamiento en empresas que son bastante rigurosos y llevan toda una serie de pasos sucesivos, empezando por el hecho de cumplir con requisitos técnicos solicitados por el puesto, luego hacer pruebas cognitivas, psicométricas, alfanuméricas, etc. 

En algunos casos deben hacerse varias entrevistas previas, presentar pruebas documentales etc. Y en cuanto a pruebas prácticas, recuerdo haberme sometido en una oportunidad a una prueba real para vender un proyecto a un grupo de inversionistas que literalmente me despedazaba los argumentos de compra del mismo. Tipos de pruebas que son algo así como ver ''Dragon's Den'' o aquel viejo programa 
''El Aprendiz'' de Trump. 

Lo que intento decir es que, perfectamente podríamos ir más allá de entrevistas y debates planos en los que lo candidatos nos van a decir siempre lo mismo e intentar generar espacios donde se exploten mejor y más detalladamente las capacidades de ellos, sus habilidades blandas, la forma en que reaccionarían ante una eventualidad.

 Hablo de quizá someter al candidato a un espacio de experimentación en el que vaya más allá de decir como resolvería hipotéticamente una situación, para pasar a un escenario en el que se le pueda decir ''resuelva esto aquí y ahora''. Sería muy rico poner a los candidatos a resolver un problema conjunto y que deban hacer trabajo en equipo para buscar la solución. Una dinámica de cuerdas por ejemplo y que podamos valorar la capacidad de trabajo en equipo de ellos.

 Porqué no pensar, por ejemplo, en que se les pueda solicitar dar en frío un hipotético discurso de derrota o de victoria para el día de los resultados y que sea conciliador y tienda puentes hacia todas las partes. Pongamos al candidato en una teleconferencia con un ministro de comercio de un país de la Unión Europea a ofrecer de antemano un proyecto futuro de cooperación internacional o un acuerdo bilateral con un país asiático y que todos podamos ver cómo puede eventualmente manejar el candidato un caso de estos. O porqué no, llevémoslo a la finca de don Juan para que se ensucie sus manos ayudándole a resolver los problemas de su plantación y que se empape de las necesidades crediticias que tienen las familias productoras de la zona. 

 Pongamos como ejercicio a candidatos a diputados a sesionar en la asamblea algunos sábados o domingos y hacerles una prueba real en que logren algún avance en un proyecto específico, para que sirva como insumo y que los diputados en ejercicio puedan más expeditamente y de mejor manera darle vía. Es perfectamente posible sacar a los candidatos de su zona de confort, dominada por guiones, cámaras, maquillaje y falsas posturas, pero para ello también nosotros, si nosotros, los tomadores de decisión, los electores, debemos salir de nuestra zona de confort, siendo más exigentes, informándonos mejor, yendo más allá de lo que nos ofrecen los candidatos en un debatito de poca altura, en un tuit incendiario o un video de tiktok con bailes de reggaetón o eli-copteros. 

 Quizás pensemos que acciones y técnicas como estas podrían implementarse a futuro en procesos electorales de años venideros, pero ... ¿Por qué no hacerlo ahora? ¿quizá en la venidera e inevitable segunda ronda electoral? Bastante cara nos sale a todos esta como para que la tomemos a la ligera y no le saquemos algo de provecho a estos meses. Empecemos ahora. Al fin y al cabo los planes de gobierno de los candidatos son los mismos ahora o en abril y todos van a decir lo mismo en los debates y en los espacios en que aparezcan. Saquemos desde ya a los candidatos de esa zona de confort. Si queremos resultados diferentes, hagamos cosas diferentes.

 Generif Traña Vargas.

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