Un corto relato para dos angelitos.

Mis queridos angelitos, voy a platicarles brevemente de una historia real sobre un Grandulón que se parece a Kevin Owens 

Hace algún tiempo conocí un chavalo que aparentaba mucha seriedad en su actuar.

El tipo es uno de esos grandulones que intimidan al estar cerca, como de 1.84m de estatura, unos 115 kg de peso barbudo y de semblante poco amigable. 

Después de tratarlo un par de horas ya el sujeto me empujaba, me daba la mano cada dos minutos y hasta me arremedaba... Como buen liguista envenenado se burlaba de mi cuando Saprissa perdía algún partido y hasta se mofaba de mi afición por la lucha libre de la WWE. 

Aquel sujeto resulto en aquel momento un charlatán que pasaba vacilando a quien quiera que se le arrimaba, incluso a sus jefes.

Después de casi un par de años de trabajar con ese carajo reafirme que la gente no siempre es lo que a primera vista parece y resulto ser que ese sujeto era mejor persona de lo que todos podrían imaginar.

El gigantón es muy versátil, juega fútbol, toca la batería y el teclado, participa activamente en la iglesia y ademas cuenta con conocimientos tecnológicos muy amplios y ayuda a quienes lo necesitamos para lo que se le requiera.

Aprendí de el que el secreto para tener éxito en la vida es mojar el trapito...

No perdón... eso se me chispoteo, continuemos...

Quizás la mayor virtud que posee ese sujeto era su inmensa e inquebrantable fe en Dios, lo que le daba una gran fortaleza espiritual y una  capacidad de sobreponerse a la adversidad que va mas allá del entendimiento de cualquier persona promedio.

Ese grandulón se convirtió con el tiempo en un gran amigo mio y de muchas personas.

Ese grandulón se llama Andres, es el padre de ustedes, un padre que los ama y los cuida siempre y que los llevará en su corazón para la eternidad. Un padre que amará y cuidará siempre a su esposa Catherine, una gran mujer, quien es todo para el y ademas es la madre de ustedes.

Un padre del cual ustedes, par de angelitos que ahora están en presencia de Dios,  pueden estar orgullosos y pueden estar tranquilos de que siempre los recordara con la alegría y con la paz que Dios le brinda a sus hijos.

Llegara el momento en que se reencuentren en el Reino de Dios y podrán gozar a plenitud del amor infinito que los une.