Una velada con Sir Paul

Hay momentos en la vida de una persona que se esperan con mucho anhelo, cosas que pueden suceder o no.

Quizás muchos de esos momentos pueden ser de mucha importancia para la vida de una persona, como el momento en que te gradúas en la universidad, el momento en que te casas o te conviertes en papa por ejemplo.


Otras cosas no son tan relevantes y pueden ser circunstancias como el momento en que viajas a conocer un país, cuando compras el automóvil que siempre te gusto o simplemente cuando esperas el estreno de una película que siempre quisiste ver.


Uno de esos momentos pueden ser por ejemplo cuando esperas ver a uno de tus artistas favoritos en un concierto. Esos espectáculos que se ven pocas veces en la vida y que estarías dispuesto a pagar casi cualquier precio por estar ahí.


Si en mi caso tuviese que elaborar una lista de cosas que hacer antes de morir, una de ellas seria sin duda, ir a un concierto del ex beatle Paul McCartney, mi beatle favorito sin duda.


En lo personal, siempre creí muy remota la posibilidad de ir a un concierto de "Macca", pues es conocido de sobra que como artista es muy caro y se presenta en escenarios de "primer mundo" lo que implicaría viajar a algún país europeo o norteamericano para poder verlo. Ademas, la edad de Paul hace pensar que sus giras pronto terminarían y ya seria imposible estar en una de sus presentaciones.


Pensar que McCartney viniera a Costa Rica era para mi un "sueño de opio", ciencia ficción. Afortunadamente estaba equivocado y cuando se anuncio que su gira Out There tocaría latinoamerica y se especulaba que podría venir a Costa Rica, comenzó a tener sentido la viabilidad del concierto; hasta que por fin sucedió.






Paul McCartney se presento el 1 de mayo en el estadio nacional y por supuesto fue un espectáculo inolvidable e histórico.


Ver a gente de todas las edades, de todos los estratos sociales, de todas partes del país y de fuera del país reunidos coreando canciones que tienen 3, 4 o 5 décadas de ser escuchadas y cantadas en el mundo entero es algo difícil de describir.


Sin menospreciar a otros artistas de muchísima calidad y de distintos géneros musicales, la realidad es que ver a Paul en Costa Rica no es algo que suceda con mucha frecuencia y es en realidad algo sin precedentes en cuanto a conciertos en nuestro país.


Y aunque quizás lo mismo se dijo en su momento de otros grupos o solistas, la realidad es que al final muchos de ellos ya han venido en mas de una ocasión y probablemente lo vuelvan a hacer (Sting, Aerosmith, Iron Maiden, Megadeth etc.). Tal vez las únicas excepciones que hayan de momento en relacion con artistas que marcarian un hito en conciertos en el país sean U2, AC/DC, alguno de los ex Pink Floyd y tal vez uno o dos grupos mas.


Volviendo al tema de Paul y su espectacular presentación, para mi represento la materialización de un gran anhelo. Desde hace años he seguido la carrera del tipo, desde su etapa con The Beatles, con su banda Wings, pasando noches desvelado leyendo y viendo cosas sobre la leyenda urbana "paul is dead" y sobre todo sus últimos 15 años en solitario que han sido en mi opinión los mejores en cuanto a presentaciones en vivo por la increíble banda de músicos que lo acompañan. En especial, soy gran admirador del baterista Abe Laboriel.


El repertorio de Paul en su presentación en Costa Rica fue estupendo, no tuvo nada que envidiar a otras presentaciones realizadas en U.S.A. Mexico, Japon, y sus giras por Europa.


Desde luego muchos quisieran haber escuchado un tema u otro pero es materialmente imposible que un tipo con 60 discos de oro pueda incluir todos sus éxitos en una presentación.


No podian faltar por supuesto temas como Black Bird, Hey Jude, Band on The Run, Get Back, Let it Be, Yesterday, Let me Roll It (para mi la mejor canción de Paul en vivo), Back in the USSR, Lady Madonna etc.


En alguna oportunidad escuche a alguien decir que la vida no debe determinarse por los bienes que se tienen sino por las experiencias que se viven y ver a Paul McCartney en vivo para mi fue una experiencia inolvidable.


Luego oír las notas de Paul en el piano, tratando de contener mis lagrimas al escuchar "when I find myself in times of trouble mother Mary comes to me. Speaking words of wisdom, Let it Be..." (El segundo nombre de mi madre era Maria). 


Quedarme afónico cantando desde la primera canción del concierto "8 days a week" brincar hasta el cansancio junto con un gran amigo en medio del estridente sonido de "Live and let die" o "Helter Skelter" y corear abrazado de un perfecto desconocido "All Together now" no es algo que se hace muchas veces en la vida y son momentos que vale la pena almacenar en el baúl de recuerdos de la memoria.



Todos estos son momentos que se recuerdan por mucho tiempo con una sonrisa en el semblante y que aunque quisieras repetir a menudo ocurren pocas veces.

A todo esto solo puedo decir gracias Macca! y que bueno vivir en esta época para poder disfrutar de uno de los mas grandes artistas que nos regalo el siglo XX.













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