El proceso de reforma de la Iglesia en el siglo XVI

La reforma católica en el siglo XVI


Durante el siglo XVI se presentaron muchos acontecimientos transformadores de la realidad social y de la situación de la iglesia. No solamente los reformadores tuvieron un papel importante en el proceso de la reforma, sino también, el surgimiento de una nueva corriente religiosa llamada los capuchinos en 1526, grupo que logró aglomerar a personas de distintos sectores en Italia. Se caracterizaban por tener una participación activa en relación con los más necesitados, pues como ejemplo de ello, velaban por pobres y enfermos.


Este tipo cosas, como el surgimiento de nuevos grupos religiosos, representan tal vez, un indicio de los cambios que a posteriori se dan a todos los niveles de la iglesia. Deseado o no, comenzó un proceso de evolución en la iglesia que duraría siglos.


En Europa había conflictos de tipo social e incluso bélicos que hacían aún más difícil llegar a un entendimiento entre el papado, los sacerdotes y demás grupos como los jesuitas.


Hasta que en 1543 se da el Concilio de Trento,  en el cual se originaron cambios importantes para las organizaciones de la iglesia como la Inquisición romana.


Se dice que el concilio estuvo lleno de dogmas y pugnas en torno al protestantismo que se vislumbraba como un tipo de amenaza, Al punto de llegar al extremo de quemar obras intelectuales importantes, persecución de individuos acusados por herejía y la prohibición de traducciones de la biblia.


Estos comportamientos resultaron contraproducentes para los intereses de la iglesia y mostraron que no existía de parte del papado una voluntad de conciliar posiciones ni de dialogar con madurez sobre las alternativas a una inminente transformación de la iglesia.


No había voluntad para detener los abusos, las preferencias injustas y la visión miope y testaruda que demostraban una y otra vez que una reforma (negociada o revolucionaria) debía darse si se quería que la iglesia prevaleciera como institución de Dios.

 

El despertar del protestantismo.


Cabe cuestionar el papel que tuvo el protestantismo en el proceso de reforma de la iglesia.


Aunque hay varias posiciones en relación a lo que representó el protestantismo en la renovación de la iglesia y la importancia que tuvo esta, me identifico personalmente con la tesis de H. Jedin conocida por distinguir claramente dos elementos esenciales de esta renovación conocidos como Reforma católica y Contrarreforma.


El primer elemento sostenía que la reforma de la iglesia era un fenómeno que se manifestaba como una tendencia natural que se daba perse dadas las coyunturas y acontecimientos que precedieron un cambio natural que se daría con o sin la aparición de personajes como Lutero o movimientos religiosos nuevos. Aunque claro esta, estos factores favorecieron mucho el curso del proceso reformador.


La contrarreforma por su parte fue un deseo espontáneo que surge como contrapeso de los cambios impulsados por el protestantismo, de manera que se quería recuperar por todos los medios posibles (incluso violentos) un lugar que había sido arrebatado en un plano político.


La ilustración en la iglesia católica


Como consecuencia de los hechos relevantes del siglo XVII surgen movimientos culturales e intelectuales como lo fue La Ilustración, movimiento filosófico-cultural desarrollado en Europa que proclamaba la exaltación de la razón como un medio para combatir la ignorancia y desterrar el desconocimiento que sumergian a la humanidad en tinieblas y oscuridad, tal como lo describen los mismos seguidores del movimiento.


Las "luces de la razón" disiparan dichas tinieblas, razón por lo que al siglo XVII se conoce como el siglo de las luces.


Comienza así a crearse un interés por esta tendencia de pensamiento que exponía la importancia de la ciencia como componente esencial para el progreso de la humanidad.


Es en este momento histórico cuando empiezan a crearse roces importantes entre la visión tradicional de la fe y la religiosidad y el pensamiento positivista, progresista; pues se pretende alinear las creencias populares con las nuevas ideas de progreso y avances en lo tecnológico y científico.








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