Sobre fe y modernidad
La renuencia de la sociedad moderna a asumir una discusión compleja ante los temas existenciales que conforman los diferentes ámbitos de acción humana (folosofia, teología, sociología, derecho etc.) puede obedecer a diversos factores muy propios del entorno cultural cambiante que caracteriza el mundo actual.
Por una parte, nos hemos acostumbrado a que las cosas sean cada vez mas simples, en virtud de los aportes de las tecnologías de información y los medios de comunicación que casi todo lo han simplificado. Lo que nos lleva en ocasiones, como sociedad, a buscar respuestas simples para temas complejos.
Este simplismo (para llamarlo d alguna manera) en el que caemos nos ha hecho ver que no podemos prescindir de las explicaciones teóricas complejas para los asuntos igualmente complejos.
Como es sabido, nuestras creencias y convicciones nos determinan en gran medida como humanos, lo que comprende una resistencia natural que en mayor o menor medida podemos experimentar ante los cambios de la sociedad. Pero dichas creencias de alguna manera también van cambiando con el desarrollo de la cultura, siendo así, que debemos en ocasiones buscar la compatibilidad entre nuestras convicciones y los nuevos enfoques modernos.
Nuestra visión tradicional del universo nos llevaba en épocas anteriores a comprender lo sagrado como algo externo al ser humano. Hoy en día el concepto de lo sagrado esta estrechamente ligado al ser humano mismo.
El cristianismo ha tenido que involucrar en su contexto esta nueva posición que ha influido de cierta forma la realidad sacramental
Los fundamentalismos y sus raíces nos proveen de una perspectiva histórica y cultural mas amplia para entender las posiciones que hemos asumido como propias a lo largo de nuestra vida ante asuntos como la institucionalización de la religión, el concepto de lo sagrado, el respeto a los símbolos eclesiales o el reconocimiento a los iconos religiosos.
Sin embargo, es a partir de las experiencias interiores que podemos buscar explicaiones a los hechos sociales y la forma en que nos vinculamos a ellos en función de nuestra fe.
Por una parte, nos hemos acostumbrado a que las cosas sean cada vez mas simples, en virtud de los aportes de las tecnologías de información y los medios de comunicación que casi todo lo han simplificado. Lo que nos lleva en ocasiones, como sociedad, a buscar respuestas simples para temas complejos.
Este simplismo (para llamarlo d alguna manera) en el que caemos nos ha hecho ver que no podemos prescindir de las explicaciones teóricas complejas para los asuntos igualmente complejos.
Como es sabido, nuestras creencias y convicciones nos determinan en gran medida como humanos, lo que comprende una resistencia natural que en mayor o menor medida podemos experimentar ante los cambios de la sociedad. Pero dichas creencias de alguna manera también van cambiando con el desarrollo de la cultura, siendo así, que debemos en ocasiones buscar la compatibilidad entre nuestras convicciones y los nuevos enfoques modernos.
Nuestra visión tradicional del universo nos llevaba en épocas anteriores a comprender lo sagrado como algo externo al ser humano. Hoy en día el concepto de lo sagrado esta estrechamente ligado al ser humano mismo.
El cristianismo ha tenido que involucrar en su contexto esta nueva posición que ha influido de cierta forma la realidad sacramental
Los fundamentalismos y sus raíces nos proveen de una perspectiva histórica y cultural mas amplia para entender las posiciones que hemos asumido como propias a lo largo de nuestra vida ante asuntos como la institucionalización de la religión, el concepto de lo sagrado, el respeto a los símbolos eclesiales o el reconocimiento a los iconos religiosos.
Sin embargo, es a partir de las experiencias interiores que podemos buscar explicaiones a los hechos sociales y la forma en que nos vinculamos a ellos en función de nuestra fe.
